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sábado, 13 de septiembre de 2014

El emprendedor africano que salvó a su pueblo con aerogeneradores caseros

El emprendedor africano que salvó a su pueblo con aerogeneradores caseros

Hubo un tiempo en que William Kamkwamba era uno más entre los millones de niños pobres que viven en Malawi, uno de los países más necesitados de África. Ahora, ha alcanzado una fama notable. Los medios de comunicacición occidentales han contado su historia y millones de personas en todo el mundo han encontrado inspiración en las charlas que el emprendedor ha pronunciado en TED, el influyente foro tecnológico.

emperador africano
William Kamkwamba trabaja en uno de sus molinos de viento

Incluso Bill Clinton es ahora mentor del joven, que también ha sido felicitado personalmente por Al Gore y ha ingresado en la sociedad secreta más antigua de Estados Unidos, la Sphinx Senior Society. ¿Qué ha hecho Kamkwamba?
“Antes de descubrir las maravillas de la ciencia yo era un simple granjero en un país de granjeros pobres, pero aquel año nuestra suerte se oscureció”

Su ejemplo dista mucho de parecerse a las startups que estamos acostumbrados a ver todos los días levantando rondas de financiación. En 2001, una hambruna dramática asoló Malawi y tuvo que dejar la escuela. Sus padres no podían pagar la matrícula (80 dólares) de acceso a la educación secundaria. “Antes de descubrir las maravillas de la ciencia yo era un simple granjero en un país de granjeros pobres, pero aquel año nuestra suerte se oscureció”, relata William.

“En mi casa comíamos sólo una vez al día, por las noches”, recuerda: “Miré a mi padre y después a los campos de siembra secos. Era un futuro que no podía aceptar”. Se enfrentó a la situación entrando en un biblioteca. Tenía catorce años.

Un molino hecho de chatarra
Allí empezó a leer libros de ciencias, especialmente sobre física. Como no sabía inglés, el africano al principio sólo se fijaba en los gráficos y en las fotografías, tratando de relacionar las palabras con los dibujos. Fue así como se encontró con una imagen que cambiaría su vida: la foto de un molino de viento en un libro titulado Using energy.

“El libro decía que un molino podía generar electricidad y bombear agua, y eso significaba riego, una defensa contra la hambruna que estábamos pasando en aquel tiempo”. Decidió construirlo. Pero como no tenía los materiales necesarios, tuvo que conformarse con la chatarra que encontró en un almacen cercano: el aspa de un ventilador, un amortiguador, los restos de una bicicleta, tubos de PVC…
 Gracias a su primer molino, llevó la electricidad a su hogar. Con doce vatios de potencia, pudo encender cuatro bombillas y dos radios. Sin embargo, Kamkwamba quería ayudar a toda la comunidad; y para eso eso necesitaba construir un molino mayor -con el tiempo construiría varios- e instalar una bomba de agua y un sistema de riego por goteo.

También lo logró, aunque desde 2007, cuando fue invitado por primera vez a un evento TED -tardaron varias semanas en encontrar la casa de Kamkwamba-, los inversores se volcaron con William, aportando el capital necesario para la consecución de sus proyectos. Cuando subió al escenario tenía 19 años. “Antes de esa época, no había estado lejos de mi casa. No había visto un ordenador. Nunca había entrado en internet ni había visto un avión”, recuerda.
Un largo camino
Antes de que entrase en aquella biblioteca, en su aldea, Masitala, donde apenas hay cincuenta casas, no había electricidad ni agua potable. Diez años después, el escenario ha cambiado. Sus vecinos comenzaron tachándole de loco, pero ahora le admiran como a un héroe.

molino de viento
 Los últimos molinos de viento construidos por el joven africano

Mientras tanto, Kamkwamba sigue su viaje. En África, retomó sus estudios de secundaria en un colegio bíblico y luego fue admitido en la elitista African Leadership Academy, en Sudáfrica. En la actualidad, estudia en la Universidad de Dartmouth y su sueño es dirigir su propia empresa de fabricación de molinos, para llevar la tecnología a África.
Ahora tiene Twitter y ya ha sido invitado por Google como conferenciante científico. También ha escrito una autobiografía, The Boy Who Harnessed the Wind, donde relata su experiencia como inventor. Y el documental sobre su vida, William and the Windmill, sigue cosechando premios, el último este año en el festival South by Southwest, en Estados Unidos.

NIKOLA TESLA

https://www.youtube.com/watch?v=W3OwHABuDyg
Completamente estupefactos nos quedamos los analistas cuando vimos por primera vez este video. ¿Por qué iba a necesitar Nikola Tesla hacer su propio videocurrículum? Recordemos que estamos hablando de una persona a la que David Bowie ha interpretado en el cine…

La respuesta a esta pregunta se halla en el propio final de este extraño documento: una vez más, como una constante en su vida, el pobre Tesla se ve en la obligación de solicitar financiación para sus inventos e ideas, así que realiza un videocurrículum. Lógico. Al margen de esto, este documento ha venido a corroborar lo que los historiadores especialistas en el inventor serbocroata habían confirmado hacía ya tiempo: a Tesla le encantaba hablar de sí mismo.

 nikola tesla

Datos personales
 
En el primer bloque de este currículum, Tesla recuerda los días en su aldea natal de Smijlian, y especialmente la capacidad inventora de su madre, algo que remarcó en muchos de sus escritos con el fin de aclarar de dónde procedía su ADN creador. El motor de escarabajos que menciona fue, efectivamente, uno de sus primeros inventos. Nunca conoceremos las posibilidades comerciales de este artilugio por culpa de un amigo de la infancia aficionado a comer coleópteros. Es revelador que no mencione otras anécdotas históricas más o menos conocidas, como su devoción por las cataratas del Niágara o aquel episodio en el que se convirtió en el héroe del pueblo por desatascar la recién estrenada bomba de incendios. Como era de prever, ninguna mención a la muerte de su hermano mayor, Daniel.

Formación académica
 
Sus años de estudiante: uno de los episodios más oscuros en la vida del inventor. De ahí la expectación a la hora de analizar sus palabras en este bloque del videocurrículum. Pero seamos sinceros: Tesla no ofrece mucha más información de la que ya dio en otros escritos. Es reseñable el gesto de desprecio cuando confiesa no tener ningún título académico, aunque fue en aquellos años – y por el reto de un profesor de la Universidad de Graz -, cuando se gestó en su interior la semilla que terminaría eclosionando en su invento más famoso: el motor polifásico de corriente alterna. También evita mencionar que su afición al juego derivó en una obsesión ludópata de la que costó salir (era un profesional del billar). Y en general confirma el carácter autodidacta que marcaría toda su vida.

Experiencia laboral
 
Curioso que, a pesar del formato moderno de currículum, Tesla mantenga el estilo clásico de mencionar no en qué se trabaja, sino con quién. Edison, Westinghouse y J.P. Morgan desfilan por el teslablog sin especial acritud por parte del serbocroata (¿por qué las marionetas?). Un detalle de este bloque -y que está provocando chorros de tinta entre los analistas- es el supuesto “lapsus” que el inventor comete al enumerar alguno de sus inventos y mencionar el “helicóptero de despegue vertical”. Es cierto que diseñó un sistema de despegue vertical, pero hasta donde se sabe no hay constancia de que participara en la invención del helicóptero, aunque esto está siendo aún objeto de estudio y debate.

Habilidades
 
El estilo hagiográfico que Tesla solía emplear en sus escritos cuando hablaba de sí mismo se transmite también delante de la cámara, aunque debemos reconocer que no exagera. Su método de trabajo, de sobra conocido, consistía en diseñar mentalmente todos sus inventos y creaciones sin dibujar una sola línea, algo que no hacía hasta asegurarse por completo de que el diseño alcanzado era el óptimo. En ese instante llamaba a uno de sus empleados (cuando los tenía) y le describía una única vez y verbalmente el diseño que debía reproducir. Resulta lógico que nunca lograra formar un equipo estable y, de hecho, muchos historiadores afirman que este método de trabajo ha privado a la humanidad de un gran número de invenciones, que se perdieron para siempre en los circuitos neuronales del inventor. Todo lo contrario que Edison o Westinghouse, que contaban con una interminable plantilla de científicos e ingenieros contratados para exprimir todas y cada una de las ideas que pudieran llevar a una patente.

Aficiones
 
Se trata de la parte más personal del videocurrículum, en la que Tesla confiesa sus gustos refinados, como cenar diariamente en el Waldorf Astoria. De hecho, Tesla vivió en este legendario hotel -ubicado en los terrenos actualmente ocupados por el Empire State Building- durante los primeros años de la Segunda Guerra Mundial. Por otro lado, las exhibiciones en las que millones de voltios recorrían su cuerpo se convirtieron en una estupenda publicidad para la energía alterna en contra de lo que publicitaba Edison, su enemigo en la famosa guerra de las corrientes. Por último, su obsesión por el número tres y sus múltiplos es una de sus más afamadas manías y obsesiones. No es casualidad que este documento fuera encontrado en la habitación 3327 (divisible entre tres) del hotel New Yorker. Y qué decir de las palomas. Pero de esto ya hablaremos.

Intereses profesionales
 
“Busco magnate inversor y valiente capaz de invertir en varios proyectos de frontera que llevarán a la humanidad a la máxima expresión tecnológica” ¿Qué magnate? ¿Cómo pretendía circular este videocurrículum? ¿De qué proyectos hablaba? ¿A quién se dirigía fuera de plano? Y, sobre todo, ¿realmente pensaba conseguir veinte millones para ciencia en esta época?